Los accidentes cerebrovasculares, el Alzheimer, y el Parkinson son probablemente las patologías más relevantes desde el punto de vista neurológico. Tanto así que este 11 de abril se conmemoró el Día Mundial de esta última enfermedad.

El Parkinson es una patología neurológica frecuente en adultos mayores. Es degenerativa del sistema nervioso. Existen factores de predisposición genética, factores ambientales que pueden favorecer su aparición. Un 1 a 2 por ciento de la población mayor de 65 años, puede llegar a tener Parkinson. A pesar de la incidencia no se ha encontrado una cura definitiva.

“En todo el mundo hay una gran investigación en relación a esta enfermedad, y se han ido descubriendo distintas moléculas que podrían estar involucradas, y han aparecido medicamentos que han sido muy promisorios en el control parcial de la enfermedad”, nos explica la Dra. Pilar Canales Fernández, neuróloga, integrante del Colmed Maule.

Además agrega, “ahora como cura propiamente tal, es decir medicamentos que realmente mejoren la enfermedad no hay, pero eso es bien transversal para la mayoría de las enfermedades crónicas, por ejemplo en la hipertensión, los medicamentos bajan la presión pero no la curan, uno tiene que seguir tomando los remedios”.

¿Pero qué ocasiona el Parkinson? La verdad es que su origen se desconoce según nos relata la Dra. Canales, “se sabe que se produce por un defecto en una sustancia que se llama dopamina, pero la causa última de por qué se produce esta alteración se desconoce, no está claro qué es lo que gatilla. Hay factores genéticos, ambientales, pero un solo elemento así aislado no se conoce, por lo menos para el Parkinson, aparentemente es una multitud de factores que pueden incidir”.

Por otra parte, se puede dar en gente joven, y se llama precisamente Parkinson juvenil, y no tiene un buen pronóstico, porque afecta en una edad temprana de la vida y muy productiva, gente de 20 a 30 años, no es usual, pero los hay, eso sí es más frecuente en mayores de 65 años. “Si uno trata precozmente el cuadro, obviamente que tiene un mejor control de los síntomas, y los pacientes pueden tener una mejor calidad de vida por un tiempo prolongado con un buen control de la sintomatología”, señala la neuróloga.

Pero también hay otro tema importante y tiene que ver con el aumento de esta patología. “Actualmente nuestras expectativas de vida son mayores que hace 20 años, así uno tiene enfermedades en mayor proporción, porque hay más cantidad de personas mayores. También hay otro factor que considerar, y es que los tratamientos son más eficaces en el control del cuadro que hace años atrás”, indica la profesional.

Otro aspecto, son los problemas de salud mental asociados, antes de la llegada de la patología y en el proceso de la enfermedad.  “Muchas veces los pacientes parten con una depresión, están deprimidos en forma inicial y luego empiezan aparecer los síntomas del Parkinson, y por otro lado el tener los síntomas puede hacer aparecer o agravar un cuadro depresivo, porque los pacientes se percatan que van teniendo limitaciones progresivas en su vida diaria, se van poniendo lentos, tienen temblores, les cuesta hacer actividades que antes hacían normalmente”, enfatiza la doctora.

También sostiene, “pero en realidad los pacientes con Parkinson lo que más notan es esta dificultad para empezar los movimientos, como que se notan más rígidos más lentos, caminan más lento, hacen todo con una pobreza de movimientos asociados, tienen menor expresión facial, lo cual los hace aparecer como más depresivos. Cualquier enfermedad que a uno lo limita en las actividades habituales causa alteración del ánimo, del sueño. Los pacientes Parkinsonianos tienen dificultad para darse vuelta en la cama y pueden tener sueños muy vividos y actuados”.

Esta patología neurológica está en el GES, es decir está cubierta por leyes estatales en el sentido de tener prioridad de atención, lo que permite tener una canasta de medicamentos, donde cubre los más importantes. “El Parkinson es una enfermedad que puede afectar a cualquier persona, especialmente a personas mayores de 65 años, y que tenga una cobertura en el GES si es relevante hacerlo notar, porque da una protección a los pacientes, a quienes lo padecen”, finaliza la Dra. Pilar Canales.